Era un hermoso día para caminar por la ciudad, sin nada que temer y sin ninguna preocupación real en mi mente. Me mezclaba tranquilamente por la multitud con ropa de civil mientras disfrutaba el paisaje con una sonrisa, viendo a los niños y a los adultos caminar de la mano mientras disfrutaban las bondades de estas altas horas de la mañana. Solté una corta carcajada al pensar como me gustaría en ese momento ir de tal modo tomando la mano de mi Master. Aquella hermosa jovencita que de cierto modo ...
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